Durante la etapa de lactancia atravesamos diferentes momentos, algunos más tranquilos y otros más tensos. Lo mismo ocurre en la maternidad y en la vida diaria de cualquier persona. La diferencia es que mientras amamantamos recibimos muchos mensajes encontrados que nos hacen dudar, queremos lo mejor para nuestro bebé y el entorno nos confunde aún más.
A veces notamos a nuestro bebé raro, tironea la teta, está irritable, se prende y se desprende. Ya no se acomoda en nuestra brazos y mama con tranquilidad, ahora es todo caos y llanto. Quiere comer pero se queja, quiere teta pero se aleja, reclama pero a la vez rechaza el pecho…
Depende de a quién se lo comentemos podemos recibir diferentes diagnósticos: es mañoso, es una crisis, no tenés más leche, se te puso fea, estar nerviosa, tiene gusto feo, no te quiere más, prefiere la mamadera, ya está grande…De todas formas sabemos que varios de esos dichos son solo mitos.
La realidad es que estamos hablando de dos personas por lo tanto hay que evaluar a través de una consulta, con una puericultora, lo que puede estar sucediendo en este momento puntual, nadie puede adivinar ni brindar sugerencias generales.
A veces estos problemas duran horas, a veces días. Lo importante es asegurarnos que el bebé se alimente, lo pase lo mejor posible y que sobrevivamos a esta situación sin que se lastimen nuestros pezones. Paciencia e información son claves para atravesar estos momentos tan desafiantes.
Hay diferentes edades o situaciones que son más factibles de generar cambios pero cada bebé es único, en esto no conviene anticiparnos si no, como siempre, estar pendientes de las señales que brinde nuestro bebé, si es necesario consultar y actuar.
La etapa de lactancia dura poco, en relación a la vida de las personas, si bien es cierto que vamos a vivir momentos de mucho cambio mientras dure, el resto de la vida será muy similar, siempre habrá desafíos y que mejor que aprender a atravesarlos juntos, aunque sea solo con un abrazo o palabras de cariño, a veces no hay mucho más por hacer.
Lo que no deberíamos hacer es confiar en que está atravesando una crisis de lactancia o un brote de crecimiento y sentarnos a esperar que pase. A veces puede haber problemas con la lactancia, con nuestra salud o la del bebé y lo que vemos es un síntoma de esto.
Es fundamental ante un cambio en sus hábitos consultar para asegurarnos de que todo está bien y después poder decidir como continuar.
Romina Deguer
Romina Deguer