No sé qué hacer!!!
Siempre les digo que hay que sobrevivir al primer mes de vida de nuestro bebé.
Es ideal volver a una conexión con lo salvaje, liberarnos de ataduras sociales. Es una etapa donde no importa si nuestra ropa es la adecuada, si tenemos maquillaje, si estamos felices como dicen que deberíamos o estamos tristes , si respondemos de la forma que espera el entorno.
Acaba de nacer nuestra cría y somos mamíferas, algo en nuestro interior nos guía para protegerla para eso solo necesitamos nuestro cuerpo, brindarnos a nuestro bebé, alzarlo, mimarlo, alimentarlo, darle contención y calor. Alguien debería ocuparse de darnos alimento, cuidado y contención a nosotras pero si no hay nadie que lo haga también nos ocupamos de eso aunque lo ideal es buscar ayuda aunque sea en la virtualidad.
Nuestro contacto más civilizado es cuando sacamos turnos, vamos al médico, al laboratorio o buscamos comida. Luego de eso volvemos al nido donde la ropa estorba y el calzado está demás, los pechos largan leche y nuestro cuerpo se recupera de un embarazo.
Si logramos enamorarnos de nuestro bebé, esto se suele lograr oliéndolo, mirándolo, besándolo, tocándolo aunque a veces hay temas más profundos que interfieren por ejemplo la cultura y el entorno cercano, algo nos va a dar la voz de alarma cuando nos alejemos de lo que necesita.
Tenemos que permitirnos conectar con nuestros sentimientos, con esa vocecita que nos dice el camino no es por acá o por el contrario sí, este es el camino o estoy perdida necesito ayuda.
Durante ese primer mes vamos a pasar por muchos estados, es fundamental confiar en nosotras y cuando lo necesitemos solicitar acompañamiento para poder atravesar esta etapa lo mejor posible.
Romina Deguer – Puericultora