Te entregan a tu bebé en brazos, lo mirás, te sorprendes, respiras…y ahí entra en juego el entorno.
A veces te dicen que lo pongas a la teta, a veces te cuentan que ya tomó mamadera, te piden que lo dejes dormir, te ayudan a prenderlo, te retan por no saber, te felicitan por el bebé, te cuentan su experiencia.
Todos los comienzos son tan distintos pero tan iguales en cuanto a influencias del entorno para bien o para mal.
No da lo mismo que te digan que lo haces mal o que no sabés a que te validen o acompañen.
El miedo de hacerle mal a un hijo es grande y puede marcarte por mucho tiempo.
A veces el mensaje es producto de un amor muy grande y se hace con total inocencia y a veces proviene de la falta de capacitación o de la falta de empatía.
Por supuesto cuando cuerpo y mente te lo permita tu personalidad actuará para ver que decisión tomar.
No importa si sos madre adolescente o adulta a todas nos atraviesa el entorno.
Romina Deguer – Puericultora