Llega un momento que hacemos las cosas de forma automática.
Cambiar un pañal, preparar la comida, mecer el carrito, dar palmaditas, cantar…
¿Les pasa que a veces se dan cuenta que están cantando canciones de cuna o infantiles y el bebé ya está dormido o está en otra habitación?.
Cuando ocurren estás cosas, señales de que ya estamos sobrepasadas, es momento de parar, frenar y volver a conectar con lo que hacemos o dejamos de hacer.
No es lo mismo cambiar un pañal charlando con el bebé, anticipándole lo que vamos a hacer, mirándolo a los ojos que hacerlo con la cabeza en otro lado.
Mientras menos conexión tengamos con nuestro hijo/a más va a llamar la atención y sabemos que ellas/os tienen herramientas para lograrlo.
Mientras más conectadas estemos con lo que hacemos más noción tendremos de nuestros actos y más decisiones podremos tomar.
Valoremos nuestro tiempo y esfuerzo y si no damos más que espere lo que pueda esperar, no somos máquinas somos mujeres.
Por supuesto hacemos lo que podemos, no todos los días son iguales y la maternidad tiene mucho de monotonía, hay actos que los repetimos muchísimas veces al día y suelen agotar.
Si frenamos y somos conscientes de los que hacemos podemos decidir que vamos a modificar o si le encontramos la vuelta para hacer divertido algo aburrido por ejemplo.
También es una forma de ver si hay cosas que podemos delegar o dejar de hacer, tal vez ya no son necesarias y las repetimos sin pensar.
Romina Deguer – Puericultora